DÍA 2 NOVENA SANTA MARÍA MAGDALENA
DÍA 2
EL LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO
Jesús comenzó a predicar: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado". Mateo 4, 17
REFLEXIÓN DEL DÍA
Una cosa que me encanta de María Magdalena es que era humana. Como hombres y mujeres desde Adán y Eva, ella conocía la realidad del pecado. Ella peleó la batalla que tiene lugar en lo más profundo del corazón humano cuando la libertad descarriada o mal formada cede a los deseos que apagan la vida interior de Dios. Los evangelistas la etiquetaron como la "mujer de la cual Jesús expulsó siete demonios" (Lucas 8, 2). ¿Cuáles eran esos siete demonios? Abundan las teorías: ¿una enfermedad mental, epilepsia, esquizofrenia o una posesión real?
Los siete demonios de María Magdalena, cualquiera que sea su causa, representan la verdadera amenaza en la vida de cada persona: los ídolos. Los ídolos vienen en muchas formas y toman la forma de amores mal interpretados, desde la idolatría propia a través del orgullo hasta las formas sutiles en que reemplazo al Dios real con las cosas de Dios. Qué fácil es poner mis seguridades en posesión de bienes materiales, el éxito de mis propios esfuerzos, las afirmaciones de los demás, mi intento de controlar las circunstancias y todos los ídolos sutiles que me unen cuando persigo satisfacciones egoístas.
No se puede ignorar la realidad de la tentación y la posibilidad del pecado. Como María Magdalena, nuestros corazones son el campo de batalla donde se toman las decisiones entre el Reino de Dios y el reino de Satanás. Jesús vino a pelear esta batalla y ha vencido el pecado y la muerte, las consecuencias del reinado de Satanás. Desde el primer momento de la vida pública de Jesús, venció las tentaciones planteadas por Satanás. Sus primeras palabras registradas fueron una invitación urgente: "¡Arrepentíos, porque el Reino de Dios se ha acercado!" (Mt 4, 17).
Desde las orillas del mar de Galilea en Magdala, María pudo haber escuchado esas palabras. El agudo tormento de la conciencia en su espíritu actuó como una advertencia de que algo andaba mal. Pero las palabras de Jesús estaban lejos de ser un castigo. Fueron una invitación. Él extiende esa invitación a cada uno de nosotros, todos los días. Que nuestro primer paso sea reconocer nuestras deficiencias y pecaminosidad en el contexto de la espera y los brazos abiertos de Dios el Padre.
ORACIÓN DEL DÍA
Padre Celestial, deseas que tus hijos regresen a Tu abrazo. Ilumíname con Tu Espíritu Santo para ver claramente los ídolos que buscan establecerse en mi corazón, ocupando el lugar reservado para Tu Hijo Jesucristo. Concédeme el verdadero arrepentimiento de mis pecados y el deseo de amarte por encima de todo. Escucha la súplica de todos los que están alejados de Tu amistad, especialmente aquellos que experimentan soledad, confusión y desesperación, y aquellos que te rechazan explícitamente. Envía Tu Espíritu con dones saludables, que conduzcan a una conversión de corazón y valor para un nuevo comienzo. Amén.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
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